Si algo se puede afirmar, es que a lo largo de nuestra vida experimentamos pérdidas. Unas más significativas que otras, unas que nos dejan cicatrices profundas y otras más que logramos superar casi sin sentirlo.
Lo cierto es que una de las pérdidas más dolorosas es cuando la muerte se aproxima, y tanto pacientes como sus familiares necesitan del acompañamiento de un tanatólogo, a fin de poder enfrentar y transitar por la difícil etapa del duelo.
El duelo es una etapa donde surge un gran desconcierto, los miedos se exacerban, hay mucho enojo, profunda tristeza y desesperanza.
La finalidad del acompañamiento de un especialista en tanatología, es ayudar en la elaboración del duelo frente a la muerte o pérdidas significativas.
He aquí algunos de sus beneficios:
En el caso de pacientes terminales, procuramos que éstos reciban atención respetuosa, cálida y compasiva, a fin de que tengan una muerte digna, con plena aceptación y en paz.
Los familiares pueden reconocer el dolor que produce la pérdida y expresar sus sentimientos y emociones sin sentirse juzgados o criticados.
Facilita cerrar viejas heridas y duelos que aún permanecen abiertos, contribuyendo a aceptar la ausencia, la muerte o la pérdida.
Permite al doliente reincorporarse a sus actividades diarias y a enfrentar los retos que surjan en el camino de la recuperación emocional.
Finalmente devuelve el sentido a tu vida.
Si te sientes abatido, triste o deprimido porque perdiste a un ser querido o algún familiar ha sido diagnosticado con alguna enfermedad terminal, no dudes en buscar ayuda de un profesional. Evitar el dolor no sana, sólo nos vuelve más vulnerables ante otras pérdidas, generando un mayor malestar emocional y enfermedades.