Sabemos hoy en día que el término duelo es mucho más amplio de lo que la mayor parte de las personas suponen, pues lo asocian definitivamente a la muerte, sin embargo, esto va más allá, hablamos que los individuos se enfrentan a un duelo ante cualquier tipo de pérdida y hoy esta pandemia así lo está demostrando, estamos afrontando un duelo por algo que no podemos controlar, esto es, perdimos el "control que suponíamos tener".
El duelo en sí mismo se puede definir como un proceso psicológico, emocional y físico que involucra diversas emociones, acciones y expresiones que encaminan al individuo a aceptar su pérdida, no tiene un tiempo definido de duración y las etapas se experimentan como si se estuviera en una montaña rusa.
ETAPAS DEL DUELO
Quienes han descrito el duelo, frecuentemente asocian a él cinco etapas, mismas que cada individuo vive de manera diferente y a su propio ritmo. No son secuenciales, esto es, se puede pasar de la etapa 1 a la 3, de ahí a la 2, avanzar, retroceder y en ocasiones estancarse en alguna, dificultando así la aceptación.
NEGACIÓN Y AISLAMIENTO.- Esta es una breve etapa de incredulidad y confusión. En esta etapa se suele negar el hecho: ¡No puede ser que esto esté pasando!, o afirmando ¡Esto, aquí no pasará!
Sin embargo nuestro duelo comenzó desde la decisión de aislarnos, por voluntad propia o por obligación. Ya no podemos visitar a nuestros familiares y amigos, no podemos abrazarlos y besarlos, convivir codo a codo con ellos y esto definitivamente rompe con la cotidianidad y con nuestra estabilidad emocional al ser seres sociales.
Por otra parte, este aislamiento social ha favorecido que muchos profesionales, comerciantes, instituciones, empresas, etc., se vean afectados porque tuvieron que cerrar sus puertas con una sola pregunta en mente: ¿Podré recuperarme de esta pérdida?
Esta etapa conlleva un shock emocional manifestado por aletargamiento y temor, que indiscutiblemente se debe al distanciamiento del “mundo habitual”.
IRA O ENOJO.- Esta etapa suele durar un poco más que la anterior, probablemente el enojo esté dirigido al exterior, a los servicios de salud que se están viendo rebasados, enojo contra el gobierno por no tomar las medidas preventivas que en otros países ya fueron tomadas; o contra otros, quienes ignoran las pocas medidas aconsejadas para evitar la diseminación y que los vemos y calificamos como “faltos de conciencia”.
Aunado a este enojo, comenzaremos a ver que esto ya se salió de las manos, que no tenemos ningún control, donde habrá más y más infectados e inclusive decesos, y puede ser que este enojo se revierta contra el sujeto mismo, convirtiéndose el enojo en CULPA.
Sí, culpa por lo que se hizo o no se hizo, culpa por lo que pudo haber sido y no fue, culpa por lo que pudo ser evitado o por lo que salió mal, siendo este sentimiento el predominante.
NEGOCIACIÓN O REGATEO.- En esta etapa, al no encontrar el sentido de lo que está sucediendo o sucedió, se conecta con la Divinidad o un Ser Superior y comienza con las promesas. “… si tú sanas a este ser querido, yo te prometo….”, “si tú impides que esta enfermedad llegue a mi familia, yo te prometo…”
Es una etapa corta e intermitente, conectamos con lo divino, pero a cambio de algo.
Con esto no quiero decir que no ejerzamos nuestra espiritualidad, sólo es una descripción de una de estas etapas y cada quien sabrá cómo lo hace, es saludable y válido.
DEPRESIÓN REACTIVA.- Esta etapa se manifiesta por una profunda tristeza (sin llegar a ser depresión clínica). Se está triste y con desasosiego porque día a día nos enteramos de nuevos casos, quizá algunos de ellos muy cercanos; tristeza porque los ingresos económicos quizá han disminuido o nuestro negocio o trabajo está en riesgo, tristeza por aquellos que ya partieron, tristeza por quienes están desprotegidos, pero básicamente, tristeza e impotencia porque sentimos no tener el control sobre todo lo que está sucediendo.
En esta etapa el individuo se siente desprotegido, impotente y abrumado, pierde el interés por aquellas cosas que solían darle placer, descuida su arreglo personal, puede padecer de insomnio o hipersomnia e inclusive su apetito puede verse disminuido o aumentado.
Asimismo, el comportamiento puede tornarse agresivo o retraerse, permaneciendo varias horas del día aislado, pensativo y con probables episodios de llanto.
ACEPTACIÓN.- Esta es la última etapa del duelo, aquí es donde aceptamos lo sucedido, donde soltamos todo aquello que no estuvo en nuestras manos cambiar o modificar. Aceptamos nuestra pérdida centrándonos en lo que sí tenemos, en lo que conservamos, aceptamos vivir en armonía con nosotros mismos y con los demás.
Esta será una etapa de resignificación donde podremos trascender lo que está sucediendo hoy, seguramente nuestra escala de valores dará un vuelco, apreciaremos más tener salud, una familia, amigos, y tal vez respetemos más la tierra y su naturaleza.
La buena noticia es que nada sucede porque sí. Todos los seres humanos trascenderemos para ser más conscientes de nuestros actos y decisiones, más amorosos y solidarios… en fin sólo ser una mejor versión de nosotros mismos.
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